La autarquia tecnológica, del griego αὐτάρκεια, es una forma de expresión de la autonomía tecnológica que se caracteriza porque el sistema en referencia es relativamente autosuficiente. Es decir, produce todos o casi todos los elementos que le son necesarios para su propio desarrollo. Es un concepto útil en tecnología, en ciencia y tecnología y en general en escalas de modernidad de la tecnología.
Autarquía tecnológica es un concepto compartido en la actualidad por la Ciencia Económica, la Ciencia Política y la Tecnología. Se utiliza para definir sistemas políticos, económicos, sociales, empresariales que se basan en el autoabastecimiento, en la tecnología propia, en la asimilación de tecnología y no en la ayuda externa y menos en la intervención externa.
En la Antigüedad, en la cultura griega, surge como corriente filosófica. Corrientes o escuelas como la cínica, la estoica, la epicúrea y la cirenaica propusieron la autarquía, llevándola al ideal del sabio que ejerciendo la virtud se basta a sí mismo para ser feliz.
Decimos que la autarquía es relativa, porque dada la ley de concatenación universal de los fenómenos, no podemos pensar un sistema aislado, un sistema «anacoreta», de todos los demás.
Sería un absurdo de la naturaleza o de la sociedad. Sin embargo, es posible reconocer sistemas de autosuficiencia relativa. Son los sistemas de organización antigua, algunos medievales, en el caso de las sociedades tribales de agriculturas intensivas.
La tendencia contemporánea a la globalización, a la ecumenización, a la internacionalización, al desarrollo de estados universales, deja atrás cualquier interés en este tipo de autonomía.