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Qué es la tecnología suntuaria

Qué es la tecnología suntuaria, es una pregunta, un concepto que tiene que ver con las  características  de la tecnología,  las clases de tecnologia y la expresión, la tecnología. Escala de modernidad de la tecnología nos permite adentrarnos en temas como las actividades en ciencia y tecnología, nos permite resolver preguntas como Que es la tecnología y que clases de tecnología  existen.

La tecnología suntuaria es una de las diversas clases de tecnología que se presentan en el mundo contemporáneo.

Este concepto de la tecnología, como ciencia del conocimiento incorporado y desincorporado, nos remite a equipos, procesos y recursos humanos a los que se les puede otorgar adjetivos como lujosos, fastuosos, suntuosos y costosos.

Desde la Tecnología el interés lo vamos a centrar en el concepto de costoso o costosa. Una tecnología suntuaria es costosa queriendo con esto decir que en ella encontramos características de gravosa, alta o cara respecto de un determinado presupuesto. Viene a ser onerosa respecto al servicio o producto que se ofrece.

Podemos decir que la tecnología suntuaria es aquella que conlleva un factor de desperdicio de recursos en su aplicación.

Es aquella que, proveniente de los efectos contemporáneos de demostración de recursos, de proyección de imagen y de lucha por la modernidad, coloca un sobre-valor a los bienes de capital, a los bienes intermedios, a los canales de transmisión de la tecnología: a la materia prima, a los procesos, a los equipos, a los recursos humanos o a los productos.

A ella, a la tecnología suntuaria, están asociados los siguientes síndromes de la sociedad contemporánea: El síndrome de la demostración,  el síndrome de la imagen y el síndrome de la modernidad.

El síndrome de la demostración

Hacer demostración de lo que se posee y aun de lo que no se posee es práctica social de todos los tiempos. Es práctica antigua, medieval, moderna y contemporánea. Es práctica que surge con la aparición del excedente social.

Hacer demostración de lo que se posee, según los filósofos, puede ser una manifestación de orgullo, siempre y cuando esa manifestación sea adecuada. Apenas la necesaria para un determinado fin. Hacer demostración de lo que no se tiene es lo que los filósofos llaman vanidad. Esta nunca podrá ser adecuada por cuanto su esencia es la mentira.

El síndrome de la demostración es, en cierta forma, un medio de adquisición de poder. Nuestra sociedad está llena de ejemplos de este síndrome. Existen, incluso, refranes que nos muestran este efecto social. Dicen por ahí que «el que nunca ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver». Pero esto tiene una explicación: podríamos decir mejor, que poderoso se quiere volver. Y para eso tiene que demostrar.

El síndrome de la demostración es muy extenso y variado. El intelectualoide quiere mostrarse con frases rebuscadas, no apropiadas, oscuras. Pretende mostrar conceptos que ni él mismo los posee. El «nuevo rico» adquiere todo lo que él cree servirle de demostración de su riqueza aunque no le sirva para nada, aunque sea «puro lujo», como dicen algunas señoras.

Asimismo, existen familias y sociedades enteras que buscan hacer demostración de lo que tienen y de lo que no tienen. Lamentable espectáculo de demostración bélica son los desfiles militares ante impávidos civiles en estados iracundos o despóticos. Demostraciones banales de belleza en espectáculos artificiales de monarquías trasnochadas.

El síndrome de la demostración también llega a las instituciones y a las empresas. Se pretende generar poder a partir de la demostración de la tecnología, así ésta no sea adecuada y genere un ocio no productivo.

Existe el síndrome de la demostración empresarial e institucional, la mayoría de las veces tendiente a la vanidad institucional.

El síndrome de la imagen

Está ligado al anterior, pero difiere. El síndrome de la demostración tiene como efecto el síndrome de la imagen. Esta es un efecto de la demostración. La imagen que proyecta una persona, una familia, una institución o una nación es el resultado del añejo del recurso de la demostración.

Si la demostración ha sido bien manejada, es decir, manejada adecuadamente, la imagen que se proyecta socialmente será también adecuada. Será la apropiada. Se expresará en una imagen auténtica. Habrá autenticidad de imagen. La acción contraria, o sea aquella en la que la imagen es producto del no adecuado uso del recurso de demostración, producirá una imagen deformada, inauténtica, inapropiada.

En la actualidad el movimiento publicitario es una poderosa arma de manejo de la imagen. Con ella es posible levantar ídolos con pies de barro o, por el contrario, sumir en el olvido la memoria y el recuerdo social de lo justo. La búsqueda afanosa, alienada, de una imagen política, empresarial, personal o directiva, es un síndrome contemporáneo que nos ataca y deprime.

El síndrome de la modernidad

La tendencia a mostrar una imagen «moderna» lleva a la continua adopción de tecnologías «nuevas» o tecnologías de punta. Es la sociedad que algunos intelectuales norteamericanos han denominado «de consumo». Se trata de adquirir «lo último», así sea que no se requiera, que no sea útil y necesario.

El síndrome de la modernidad ataca al individuo contemporáneo. El comprador compulsivo, cliente fiel de los centros comerciales; las familias renovadoras de sus muebles y vestuarios para «ponerse a la moda», son expresiones de uso de tecnología incorporadas en productos que llamaremos suntuarios.

También existe la empresa o institución con síndrome de modernidad. La más alta expresión de este efecto de hoy es el continuo cambio y recambio de la industria de los software informáticos. No ha terminado la adopción de un programa determinado de computador cuando ya, por efecto de la modernidad, debe ser reemplazado por el último ofertado.

Lo suntuario y los canales de transmisión de la tecnología

Lo suntuario puede expresarse en las materias primas. Muchos objetos que podrían producirse con insumos apropiados, por efecto de la demostración, la imagen o la modernidad se producen con materias primas suntuarias.

También tenemos suntuosidad tecnológica en equipos. El afán de estar a la moda incita al empresario, al ingeniero, al diseñador, al consultor a proponer el desarrollo o la adquisición de equipos suntuarios.

También puede haber tecnología suntuaria en procesos y en recursos humano. Este último factor, el recurso humano, en organizaciones burocráticas y ociosas asume características de altos costos empresariales. Las empresas de los estados burocráticos con su gran cantidad de personas «tomando tinto», son típicamente suntuarias.

Pero donde también hay gran expresión de tecnologías suntuarias es en la adquisición de productos suntuarios. Algunos afirman que el producto suntuario difiere de la llamada tecnología suntuaria. Por el contrario, pensamos que una manifestación de tecnología suntuaria es este tipo de productos. En la actualidad con las llamadas «aperturas económicas» los mercados de los países de América hispánica se han inundado de productos de este tipo. Los lujosos automóviles que la industria norteamericana y sus aliados han introducido por las carreteras de los Andes son una muestra de cómo el capital ocioso puede transformarse en producto y tecnología suntuaria.

Acerca del autor

Lizardo Carvajal Rodríguez

Escritor colombiano, autor de más de veinte títulos en las áreas de metodología de la investigación, teoría tecnológica, historia y clasificación de la ciencia, poética y teoría solidaria y cooperativa.

Docente universitario en la Universidad Libre y en la Universidad Santiago de Cali, por más de treinta años en áreas relacionadas con métodos de investigación, métodos de exposición, clasificación e historia de la ciencia.

Editor académico y científico de obras de autores universitarios, grupos de investigación e instituciones de nivel superior y de autores independientes en Colombia, a través del proyecto Poemia, su casa editorial, Colombia si tiene quien le escriba y promotor de las mesas de redacción como estrategia de producción de textos.

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