Una clasificación del conocimiento nos podría servir en el proceso de escritura y composición de un texto. Se trata de reconocer la existencia de la Opinión, del Saber Empírico y del Saber Teórico, como clases de conocimiento o pensamiento.
Opinión
Es el conocimiento que poseemos cuando no sabemos. Es la suposición ya sea a partir del indicio o a partir de la fe —para el caso de los religiosos—. Ello obliga a fórmulas de escritura como “presumiblemente”, “supuestamente”, “probablemente”, “no lo sabemos”, etc., en las que el escritor se cuida de hacer afirmaciones que puedan resultar falsas.
La empiria
Es el conocimiento que poseemos cuando sabemos, y no podemos explicar lo que sabemos. El saber empírico es muy frecuente en el trabajo de escritura. Un texto está cargado de información y no toda ella tiene que ser explicada por el autor, sino que él puede remitirse a otros que sí lo explican. Aparecen aquí fórmulas como las citas o los paráfrasis en la escritura, lógicamente remitiéndose al autor que sí sabe explicar.
La teoría
Es el conocimiento que tenemos y que sabemos explicar. Recuérdese que teoría debe leerse como explicación.
El escritor o autoeditor es un teórico. Es decir, una persona que se sienta frente a una “máquina de escribir” con un conocimiento y un saber que le permite explicar o teorizar sobre un tema o lema.