Variedades contemporáneas

Juan Vicente Torrealba: Cien años cumplidos y muchas ideas por realizar

Juan Vicente Torrealba: Cien años cumplidos y muchas ideas por realizar

El pasado 20 de febrero de 2017, Juan Vicente Torrealba cumplió cien años de vida. Este genio musical, el arpista mayor, el gran compositor venezolano, nació en Caracas y se llenó de llano y música en el Estado Guárico donde creció con el arreo del ganado y el sol grande del horizonte llanero pegado a sus espaldas. 

Juan Vicente Torrealba
Juan Vicente Torrealba

La obra musical de Juan Vicente Torrealba, tejida a través de los años y de los hechos, es vasta, variada y está adherida a la cultura musical de Venezuela, de los Llanos, de Colombia, de América Latina y del Mundo. Son más de trescientas composiciones que a sus cien años posee, pero serán muchas más. Muchacha de ojazos negros, La Potra Zaina, Concierto en la llanura, Alma llanera, Solo con las estrellas, Madrugada llanera, Sinfonía del Palmar, Sabaneando, son algunas de las obras que han surcado el viento para llegar a nuestras alegrías y a nuestras penas.

Juan Vicente no duda en decir, que considera Concierto en la llanura, su mejor obra, fue una de las primeras en componer y es reconocida internacionalmente. La Licenciatura en arpa, en Paraguay, la tiene como un requisito, dijo en alguna entrevista.  “Quiero que mi música suene en La Scala de Milán”. Ese fue el deseo que expresó hace dos años, no ha perdido la esperanza y aún trabaja para lograrlo.

Los cien años cumplidos de Juan Vicente Torrealba son un hecho magnífico y significativo en la historia de la música universal. Supera los clásicos que vivieron poco tiempo: Franz Peter Schubert, 1797-1828, que solo tuvo 31 años para introducir su romanticismo y Wolfgan Amadeus Mozart, 1756-1791, otro gran austriaco, antecesor del romanticismo quien a sus treinta y cinco años, ya había hecho sonar la Flauta mágica y su propio Réquiem.

La edad de Juan Vicente Torrealba supera en la historia de la música, la edad de todos los clásicos. Los cincuenta y seis de Claude Debussy, 1862-1918 y los cincuenta y siete de Ludwing van Beethoven, 1770-1827; los sesenta y cuatro de Johannes Brahms, 1833-1897 y los de Béla Bartók, 1881-1945, asimismo, los sesenta y cinco de Johann Sebastian Bach, 1685-1750; los setenta de Richard Wagner, 1813-1883, los ochenta y ocho de Giussepe Verdi, 1813-1901 y los ochenta y nueve de Igor Stravinski, 1882-1971. Superó a sus hermanos, Hugo Blanco quien a los setenta y cuatro años siguió Moliendo café, en territorios del Universo y a nuestro clásico Simón Díaz, quien alcanzó a cumplir los 86, cantándole al pueblo, haciendo buena poesía.

Juan Vicente Torrealba, hombre sencillo, nunca pensó que su música ocuparía un alto lugar en la historia venezolana, y en la historia del Mundo. Luego de las faenas del campo y la labor con el ganado llegó a Caracas, nuevamente, y ahí María Luisa Escobar, gran compositora lo llevó a grabar, porque eso sonaba muy bonito. De allí en adelante vino su música “torrealbera” a meterse en los oídos de la gente y en su conciencia musical.

“Desde que se levanta, hasta que se acuesta habla de proyectos” dijo su hijo y compañero de música Santana Torrealba. Juan Vicente tiene planes inmediatos: Difundir su música sinfónica; sonar bien en la Scala de Milán; reeditar su libro El llano de Juan Vicente y publicar su segunda obra, Remembranzas, para eso desde hace dos años busca patrocinio.

Pero tiene también humor en sus ideales. Cuando una locuaz reportera lo entrevistó, con ocasión de sus cumpleaños número cien y le preguntó que quería ser o hacer a sus cien años, Juan Vicente sonrió socarronamente y dijo: “pues yo quiero ser hasta presidente de Venezuela”.

El 23 de febrero descendió, acompañado de su familia y de la infaltable Potra Zaina, su esposa, de un lujoso automóvil negro enviado por el Gobierno Bolivariano. Lo recibió Adán Chávez, Ministro del Poder Popular y llegó al Palacio de Miraflores, donde en ceremonia de alto nivel, el presidente Nicolás Maduro le otorgó la Orden Libertadores y Libertadoras de Venezuela, le entregó una réplica de la espada del Libertador y la Estrella de los Libertadores. Hoy Juan Vicente Torrealba tiene el honor de ser uno de los Libertadores de su país.

La base de su buena y productiva vida la entrega cuando manifiesta: “La disciplina que tuve en todo lo que hacía fue la base fundamental de mi éxito. La gente se siente identificada con mi música, pertenece a todos los venezolanos. Yo me traje la tonada de las faenas de ordeño para la capital cuando aquí no se escuchaba; la estilicé e hice mi propia música, la torrealbera, que hoy en día es escuchada en todo el mundo”.

Pero lógicamente, la mayor disciplina de Torrealba, su mejor costumbre es la de siempre, desde que se levanta, hasta que se acuesta, tener planes y proyectos, ideales de vida y de acción. Así vivirá eternamente.

Esa es, su mejor enseñanza. Vivir con los ideales arriba, siempre pensando en hacer cosas grandes, incluso cuando se está cumpliendo cien años, que no es nada fácil.

Así, con el ejemplo de Juan Vicente Torrealba queremos mostrar en este volumen VIII de la BCG que la vida debe tener sentido, hasta el último instante, hasta el último segundo en que nuestro corazón palpite.

Qué bueno que ese rostro apacible, tranquilo y sosegado aparezca en nuestra carátula. Él es el ejemplo para miles y miles de hombres que suben los escalones de los años y sin importar en qué escalón se hallan piensan en dejarle al mundo, a la gente muchas cosas buenas.

Acerca del autor

Lizardo Carvajal Rodríguez

Escritor colombiano, autor de más de veinte títulos en las áreas de metodología de la investigación, teoría tecnológica, historia y clasificación de la ciencia, poética y teoría solidaria y cooperativa.

Docente universitario en la Universidad Libre y en la Universidad Santiago de Cali, por más de treinta años en áreas relacionadas con métodos de investigación, métodos de exposición, clasificación e historia de la ciencia.

Editor académico y científico de obras de autores universitarios, grupos de investigación e instituciones de nivel superior y de autores independientes en Colombia, a través del proyecto Poemia, su casa editorial, Colombia si tiene quien le escriba y promotor de las mesas de redacción como estrategia de producción de textos.

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