La escritura La lectura

El documento escrito y el trabajo intelectual

El documento escrito y el trabajo intelectual: qué tema tan importante. Sobre todo en la actualidad, cuando existe una corriente que tiende a negar el documento escrito. En este artículo se mostrará el papel social e histórico que cumple el documento escrito en la práctica científica

El documento escrito y el trabajo intelectual

¿Podría hablarse del trabajo intelectual sin hacer alusión al papel que en él juega el documento escrito? Seguramente sí, pero caeríamos en el riesgo de olvidar uno de sus factores consustanciales.

Decimos que el documento escrito es consustancial al trabajo intelectual en tanto constituye el antecedente en el proceso de búsqueda de nuevo conocimiento. Lo es, asimismo, por cuanto una vez logrado un nuevo conocimiento, el documento escrito es el medio que lo sintetiza y expone.

El trabajo intelectual está ligado al documento escrito

Ciertamente, el trabajo intelectual —elemento activo de la cultura social— ha utilizado el documento escrito como un medio eficaz de información y exposición del conocimiento humano. La historia de los libros es, ante todo, la historia de acercamiento del hombre al conocimiento de su propio mundo.

Es decir, es la historia del acercamiento del hombre a su propia libertad. Por ello, no resulta extraño que los dos términos provengan de un mismo vocablo: Liber. El pueblo latino hacía coincidir los dos términos, aunque no con idéntica significación.

El libro en los caminos de la Libertad Humana

¿Por qué no pensar, entonces, que los caminos de la libertad del hombre adquieren una fuerza irreversible en la historia en el momento en que toma en sus manos la piedra o el zumo vegetal para grabar con símbolos incipientes su pensamiento?

El documento escrito había nacido. Luego, la historia y la técnica lo reivindicarían: “el invento de Gutemberg fue un amanecer”; la prensa mecánica, inventada por Lord Stanhope, reemplaza la vieja prensa de Gutember; Omar Mergenthaler inventa el linotipo; Tolbert Lanston el monotipo; la impresión deja de ser un arte y se convierte en una industria moderna. Es el mediodía: La heliografía, el Offset, la fotocomposición. De ahí en adelante el dominio de la información, el libro y el documento informático, cibernético, telemático.

Y llegamos a la cumbre contemporánea del avance y del progreso: el libro digital. La posibilidad de tener el libro, el liber en medios informáticos, cibernéticos, telemáticos.

Es el nuevo mediodía, es el nuevo amanecer. Hoy la lectura se vuelve un diario elemento que nos permite subir a las cimas de los mejores lugares para divisar el mundo.

Los caminos de la libertad van unidos, sincrónicos a los caminos del libro. Cada acto de lucha social por la libertad, es un acto que compromete al libro. Por ello, cuando la Libertad es perseguida, los libros sufren esa persecución. Y se explica: ellos resumen el contenido de su época.

El documento escrito y, en particular, el libro, son instrumentos insustituibles en el trabajo intelectual. Por ello no deja de resultar fastidioso todo el conjunto de predicciones que supuestos “futurólogos”, hacen sobre la desaparición de este vehículo de cultura. Deslumbrados por los medios masivos, predicen la sustitución de este instrumento por los modernos aparatos inventados por la técnica contemporánea. Sin embargo, el libro continúa con más vigor que antes. Continúa siendo, como dice André Maurois, el “compañero de toda la vida”. Ahora ya no lo es solamente en ese medio noble y extraordinario que es el papel, ahora lo es también en los diversos soportes que la Revolución Informática nos ha regalado.

El libro un medio para la inteligencia humana

La labor intelectual requiere del libro y del documento escrito. Vano es todo intento por sustituirlo.

Ahora que abordamos esta idea, resulta interesante recordar aquel pasaje de la historia de los libros en donde M. Ilín nos relata la historia de aquel hombre que quiso sustituir su inteligencia por un libro y un libro por un hombre. Recordemos aquella historia:

Había una vez en Roma un rico comerciante que se llamaba Itelio. Se cuentan maravillas sobre sus riquezas fabulosas. Su palacio era tan grande que habría podido contener a todos los habitantes de la ciudad. Cada día se reunían alrededor de su mesa trescientas personas, elegidas entre los ciudadanos más eminentes y cultivados.

En casa de Itelio no había solamente una mesa; había treinta, todas cubiertas con magníficos bordados de oro.

Itelio hacía servir a sus invitados los manjares más delicados, pero en esa época se tenía la costumbre de recibir a los invitados ofreciéndoles no solamente manjares escogidos, sino también los placeres de una conversación fina y espiritual.

Pero a Itelio no le faltaba nada, excepto instrucción. Apenas sabía leer. La gente que aceptaba sus comidas con placer, se reía de él en secreto. Sostener una conversación en la mesa le era imposible y si conseguía hacerse escuchar, notaba que sus invitados apenas podían disimular sus sonrisas.

Esto era para él insoportable. Pero era demasiado perezoso para estar inclinado mucho tiempo sobre un libro y no tenía costumbre de darse malos ratos. Itelio reflexionó largamente sobre la manera como podría mejorar esta situación y he aquí lo que al fin resolvió.

Ordenó a su mayordomo elegir entre sus numerosos esclavos doscientos de los más inteligentes y de los más instruidos. Cada uno de ellos debía aprender cierto libro de memoria. Por ejemplo, La Iliada, La Odisea.

Esta fue una tarea muy dura para el mayordomo, el cual debió aplicar muchas correcciones a los esclavos antes de poder realizar los deseos de su señor.

Pero cuando llegó a conseguirlo, ¡qué placer para Itelio, que tenía al fin una biblioteca viva! En la mesa, cuando llegaba la hora de la conversación, no tenía más que hacer una seña a su mayordomo y de la fila silenciosa de los esclavos, de pie contra el muro, se destacaba un hombre que recitaba un pasaje apropiado. Los esclavos llevaban los nombres de los libros que habían aprendido de memoria: Uno se llamaba Odisea, otro Iliada, el tercero Eneida, etc., etcétera.

Itelio estaba encantado. Toda Roma hablaba de su biblioteca viva, jamás se había visto una cosa parecida. Pero esto no podía durar, y un buen día, un incidente hizo que toda la ciudad se riera del millonario ignorante. Después de comer, la conversación versó, como de costumbre, sobre temas literarios. Se hablaba de cómo los hombres festejaban en la antigüedad.

Yo conozco sobre eso un pasaje célebre en La Iliada —dijo Itelio, haciendo una seña a su mayordomo.

Pero este se había echado de rodillas, y con una voz temblorosa de espanto murmuraba:

Perdóneme, señor: La Iliada tiene hoy dolor de estómago.

Acerca del autor

Lizardo Carvajal Rodríguez

Escritor colombiano, autor de más de veinte títulos en las áreas de metodología de la investigación, teoría tecnológica, historia y clasificación de la ciencia, poética y teoría solidaria y cooperativa.

Docente universitario en la Universidad Libre y en la Universidad Santiago de Cali, por más de treinta años en áreas relacionadas con métodos de investigación, métodos de exposición, clasificación e historia de la ciencia.

Editor académico y científico de obras de autores universitarios, grupos de investigación e instituciones de nivel superior y de autores independientes en Colombia, a través del proyecto Poemia, su casa editorial, Colombia si tiene quien le escriba y promotor de las mesas de redacción como estrategia de producción de textos.

  • al país que fueres haz lo que vieres, recuerdo que me dijo una compañera de estudio en la Universidad Libre Seccional Pereira, en 1.982 cuando apenas ingresé a estudiar en la Facultad de Derecho. pero mezclando una y otra costumbre, a los años, pude comprender que todo llega y pasa, menos la Fe en DIOS. la memoria es traicionera y lo que no se recuerda no se sabe nos dijo otro docente en clase de Derecho Laboral, y hoy con toda la tecnología existente, me he visto en aprietos, y siempre he tenido a mi AMIGO O A MIS AMIGOS » LOS LIBROS», que con hojas amarillentas inclusive, me han sacado de muchas dificultadas. QUE DIOS CONSERVE Y MANTENGA VIVA LA ESPERANZA DE TODOS AQUELLOS QUE SE ESFUERZAN POR ESCRIBIR PARA BIEN DE TODOS. SALUDOS

  • Esto es ¡increíble! No he leído algo como esto desde hace mucho . Maravilloso encontrar a alguien con algunas ideas originales sobre este tema. Este blog es algo que se necesita en la red , alguien con un poco de originalidad. Un trabajo útil para traer algo nuevo a la red. Gracias de todos lo que te leemos.

  • >