En el proceso de escritura debemos distinguir el concepto de texto original. Para el escritor, para el editor es esencial saber cuándo tiene en sus manos un escrito original, un texto original.
¿Cómo definirlo? ¿Qué características tiene?
Con el original surge la necesidad de definir, también, lo que llamamos reporte. Es decir, el escrito, el texto que aún no se ha editado.
El reporte es denominado, también, como “borrador”. Sin embargo, es notorio que no es un término adecuado. Que esta denominación no indica las características del informe preliminar que todos debemos realizar en el proceso de escritura.
La reportería científica, académica y literaria en general, es la práctica inicial del trabajador intelectual. En este caso, del escritor o autoeditor. Es como la actividad del pintor que va boceteando la imagen que, desde el cerebro, se le sale por el lápiz indiscreto.
El reporte
El reportero científico, académico, periodístico o literario siempre obtendrá un primer resultado: su reporte. Lo que comúnmente llamamos borrador.
En las aulas de todos los niveles educativos la pregunta ¿ya tiene su borrador? Es frecuente. A ese “borrador” le llamaremos, técnicamente, reporte o informe si edición.
El reporte o “borrador” es un documento escrito, que contiene la información básica, redactada, pero aún carente de re-visión. Es decir, de volverlo a ver, de fijarnos nuevamente en sus detalles. Por lo tanto, el borrador permite correcciones, anexiones, supresiones.
Mejor dicho, el reporte requiere edición.
El original
Como producto de la revisión, dentro del proceso editorial, obtendremos nuestro original. Éste será un documento escrito, depurado, con alto índice de perfección, con el cual cerramos la edición. Esto significa que no puede ser corregido. Ahora bien, de serlo, constituye una nueva edición.
Claro que los escritores siempre tendremos algo para incorporar o quitar a nuestros escritos. Nunca estarán terminados y nunca estaremos satisfechos. Pero hay un momento, el momento krisis, en el que hay que tomar la decisión de enviarlo al público aunque le falte algo o le sobre ese puntico de sonrojo que no quisiéramos que se fuera.
De hecho, para el escritor, esta diferenciación es vital. No saber en qué estado se haya el escrito sería, simplemente, catastrófico, para fines de publicación.
La composición de reportes es una labor diaria del escritor. Pero también lo es su revisión, su edición. Es decir, el logro de un original.
El programa de autoedición que presentamos en nuestro libro La escritura, manual para la composición y edición de textos e hipertexto es una referencia muy importante.