Hábito y sistema educativo es un tema que contiene dos términos relacionados: hábito y sistema educativo. Hábito o hábitos son conceptos descubiertos desde la Antigüedad. ¿Qué es hábito? es un interrogante que acompaña al hombre desde hace milenios.
Hábito y sistema educativo es un problema que lo empecé a tratar en el artículo Hábito, que tiene una serie de ideas que nos aproximan a las tesis antiguas en esta materia. Allí he indicado cómo, Platón y Aristóteles, se adentran en este sustancial asunto de la vida humana: hábito.
En este artículo, Hábito y sistema educativo, pretendo relacionar el concepto de hábito con la función que, en su esencia, le compete a la educación, al sistema educativo, a la escuela. Por ello he titulado estas notas así: Hábito y sistema educativo.
La educación y el sistema educativo
La educación, el sistema educativo, en cualquier sistema social, es el principal medio para el logro de los hábitos que conducirán a un hombre virtuoso, alejado del vicio. La principal función de la educación será, entonces, formar a las personas en hábitos, conducentes a la virtud.
La educación, así, será un medio cuyo objetivo central será la formación de hábitos. Será la búsqueda de personas que posean hábitos científicos, hábitos de estudio, hábitos éticos que lo alejen de los vicios en su práctica científica, social, ética, deportiva, estética, etcétera. He ahí la importancia de formar buenos hábitos desde muy temprana edad, es decir, desde la niñez. He ahí la importancia del pensar el tema Hábito y sistema educativo.
Lo anterior lo confirma Aristóteles cuando dice:
“Lejos de esto, no adquirimos las virtudes sino después de haberlas previamente practicado. Con ellas sucede lo que con todas las demás artes; porque en las cosas que no se pueden hacer sino después de haberlas aprendido, no las aprendemos sino practicándolas; y así uno se hace arquitecto, construyendo; se hace músico, componiendo música. De igual modo se hace uno justo, practicando la justicia; sabio, cultivando la sabiduría; valiente, ejercitando el valor”.
Esta tesis es contraria a las actuales políticas del neoliberalismo o neofascismo, propiamente dicho. Para estas corrientes dominantes, en la actualidad, la principal función del la educación es formar hombres y mujeres competentes. De allí esa rimbombante frase de educación por competencias. También de evaluación por competencias.
Las virtudes diano-éticas, que son las que me interesan en este documento, son el producto de la perfección del entendimiento o razón, en relación con el encuentro de la verdad. Se logran mediante el aprendizaje, la instrucción y la educación orientada a estos fines. a los fines de formar a los hombres y a las mujeres en hábitos, más que llenarlos de contenidos, afirmaciones y negaciones.
Educación: Ciencia, inteligencia y sabiduría
Según Aristóteles, las tres formas de perfección de la razón teórica son la Ciencia, la inteligencia y la sabiduría.
A su vez, las formas de perfección de la razón práctica están en el arte, lo que hoy se denomina técnica y en la prudencia.
¿En la actualidad en manos de quien están estas formas o medios?
No hay duda que reposan en el sistema educativo y, claro, en el sistema familiar.
Los programas educativos y los hábitos
¿Será verdad que nuestros programas están pensados en función del cultivo de los hábitos intelectuales de nuestros estudiantes?
Una ojeada al paisaje de los programas educativos conduce nuestra mirada a responder que no. Lo que tenemos en estos sistemas corporativos es un panorama en el que los contenidos, su trasmisión, asimilación y copia son predominantes. Eso componen el objetivo principal de la educación dentro del sistema capitalista.
Lo determinante son los temarios y ellos contienen datos e información que el estudiante debe aprender. Lo secundario, cuando existe, es la posibilidad de habituar el estudiante, de hacerlos discípulo, es decir, de llevarlo a la práctica de una determinada disciplina científica o de saber.
Vale la pena pensar en cómo cambiar este practicismo utilitarista que cada vez nos aleja más del posibilidad de un hombre nuevo e integral, de un hombre formado en la virtud, es decir, en los buenos hábitos.