El siglo de las luces es el siglo de Europa. Es el siglo de su verdadera expansión y dominio, aunque también del inicio de su decadencia. Como cualquier siglo, no se inicia al cambiar la centuria, ni se inicia en todas partes al mismo tiempo. Puede iniciarse antes o sentir el retraso de los tiempos.
Desde la publicación de De Magnete de Gilbert (1600) hasta la de los Principia de Newton (1687), pasando por el Discurso del Método de Renato Descartes (1637), las Actividades Científico Tecnológicas han modificado tanto su faz que resulta casi irreconocible. El poder práctico de la Ciencia incita a nuevos trabajos y nuevos descubrimientos. Se desarrollan el deseo y el interés por la investigación y se amplían nuevos dominios temáticos: se suscita una enorme confianza en el valor explicativo de la teoría.
El optimismo es el ambiente que inaugura el siglo de las luces. La mayoría de los soberanos europeos fundan y sostienen academias y numerosos científicos adquieren condiciones de trabajo relativamente favorables.
La Ciencia se integra a la práctica social y política de una manera más decisiva. Toma parte activa en el movimiento filosófico por redefinir una nueva concepción del mundo y prepara intelectualmente la Revolución.
Es considerada por los enciclopedistas como factor de liberación humana y un poderoso agente de progreso social.
Precisar, coordinar, extender y aplicar la matemática a los recientes descubrimientos es la tarea principal de las ciencias del conocimiento y particularmente de la matemática. Asimismo, se completa el universo teórico de la Mecánica celeste newtoniana; se continúa la matematización de la Mecánica, se emprende la de la Acústica y se desarrolla la Hidrodinámica.
El método experimental, en lucha con el método cartesiano, se desarrolla y logra importantes avances teóricos. La Metodología se perfila en sus bases teóricas fundamentales.
La Física experimental se extenderá por Europa. La teoría de la electricidad y el magnetismo, la calorimetría y la Química logran importantes desarrollos que se deben, aventuremos una opinión, en mucho, a la coexistencia y lucha entre las corrientes cartesianas en el método y las experimentales del newtonismo triunfante.
Las ciencias de la Tierra estudian los problemas fundamentales de esta con mayor libertad. Las ciencias de la vida tienen un importante instrumento de estudio: la organización de un nuevo método de clasificación e investigaciones que suscita el interés por los problemas del origen y generación de los seres vivos.
Los dos siglos siguientes, el siglo XIX y el siglo XX, los miraremos bajo una lupa diferente. Bajo la lupa de la Revolución Científica y Tecnológica.